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Proyecto de investigación

Es un hecho evidente y constatado que en los próximos cuarenta años se va a producir un crecimiento exponencial demográfico a nivel mundial y que dicho crecimiento se va a concentrar en el núcleo urbano, en detrimento de las zonas rurales. Igualmente, se prevé un mayor envejecimiento demográfico. Estas previsiones vendrán acompañadas de profundas transformaciones en los actuales núcleos urbanos así como del surgimiento o agravamiento de problemas y desequilibrios ya existentes: entre otros, la escasez de recursos, problemas en el acceso a servicios públicos esenciales como sanidad, servicios de cuidado o educación; el daño medioambiental, la congestión urbana, la gentrificación de las ciudades y las desigualdades en el uso y apropiación del espacio público urbano en función del sexo, raza, religión o nivel económico con exclusión, especialmente, de las mujeres. 

La instantánea de las previsiones de futuro que se acaba de recoger marca en la agenda de los poderes públicos, como una urgencia insoslayable e inaplazable, la de indagar en nuevas políticas públicas de innovación social y desarrollo sostenible, en el ámbito de la denominada economía circular. 

El concepto de Economía Circular, tal como se deduce de la lectura de la Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones titulada “Cerrar el círculo: un plan de acción de la UE para la economía circular” hace referencia a un modelo económico en el que el valor de los productos, los materiales y los recursos se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible, y en la que se reduzca al máximo la generación de residuos. Y su objetivo es lograr una transformación hacia una economía sostenible, hipocarbónica, eficiente en el uso de los recursos y competitiva, que genere nuevas ventajas competitivas y sostenibles para Europa. Esta idea es un ejemplo más de la intensificación en los últimos tiempos del debate en torno a nuevos modelos económicos (economía del bien común, economía colaborativa, economía solidaria, etc), en definitiva, sobre la necesidad de reflexionar sobre la sostenibilidad del actual. El concepto de economía circular surge como contraposición al modelo económico lineal que ha dominado las sociedades desde tiempos remotos, y en él confluyen distintas escuelas de pensamiento y diferentes filosofías, en cuyo origen se encuentra la insostenibilidad del modelo lineal y la necesidad de encontrar soluciones alternativas que permitan compatibilizar el desarrollo económico, social y medioambiental. Aunque no contamos con un concepto de economía circular lo suficientemente asentado, definido, y consensuado, sí hay coincidencia respecto de la necesidad de avanzar hacia un modelo distinto. 

En cuanto al contexto en el que se enmarca, es preciso destacar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), además de diversas iniciativas comunitarias, nacionales, autonómicas y locales. Entre ellas, interesa destacar el Acuerdo de París, adoptado en el año 2015 en la Conferencia sobre el Clima de París (COP21), ratificado por la UE en octubre de 2016, y que consiguió un amplio consenso sobre la necesidad de reducir el aumento de la temperatura media mundial, a la vez que estableció objetivos ambiciosos y mecanismos de corrección dinámica y evaluación periódica. En el ámbito comunitario interesa mencionar el primer (2015) y segundo (2020) Plan de Acción para la Economía Circular, así como en el Pacto Verde Europeo (2019), instrumentos que se encuentran en el origen de diversas reformas instadas tras sus respectivas aprobaciones. En el ámbito nacional, la principal aportación es la constituida por la Estrategia Española de Economía Circular (EEEC), cuya aprobación, aunque tardía, ha alineado a España con los objetivos en materia de sostenibilidad y economía circular de la UE. Además, dada la configuración territorial de nuestro país, se han desarrollado en el ámbito autonómico y local otras estrategias, hojas de ruta, proyectos legislativos autonómicos e iniciativas. Igualmente, las entidades locales también han tenido ocasión de manifestar su interés por la economía circular y han sido impulsoras de algunas iniciativas relevantes en la materia.